PARÍS
Yo estaba muy entusiasmado porque me iba a ir a París, pero la noche de antes no pude dormir pensando en el viaje.
Cogimos el autobús de
Pozoblanco a Córdoba. El
autobús se retraso 5 minutos al entrar nos dimos cuenta que el autobús estaba
vacío y éramos los únicos. A última hora una mujer estaba intentando
poner la mochila en la parte de arriba del autobús, el conductor no se dio
cuenta de que estaba de pie, y al arrancar el conductor, la mujer se cayó. El
autobús de Córdoba a Sevilla todo era normal hasta que nos pusimos a escuchar
música. Tardamos 1 hora en subir al avión y a un señor se le perdió la maleta.
A la hora de subirnos la azafata nos dijo que si queríamos algo y cuando se fue
le dijo a un señor que pusiera los zapatos porque olía muy mal, y el piloto
hablo y nos dijo que nos pusiéramos los cinturones de seguridad. José María se
durmió y un niño golpeó el asiento y con el impacto se despertó. Por fin
llegamos a París, y fuimos a la zona de maletas para recogerlas pero tardamos
en verlas. Cogimos el metro del aeropuerto al hotel del Louvre. Cuando llegamos
al hotel, paramos en recepción a coger la lleves. Las habitación impresionaba mucho porque eran muy
grandes y estuvimos observando cómo
era. Luego deshicimos las maletas. Debajo del hotel estaba el museo
del Louvre, unos de los cuadros más famosos es el de la Mona Lisa que toda la
gente le hacía fotos. Había un
chino que se cayó en la papelera, se manchó toda la ropa y se fue junto a su
familia al hotel a cambiarse. Por la tarde aprovechamos para ir ya que el museo Louvre estaba debajo del hotel que nos costó 30€ para ver la Mona
Lisa había 2 guardias de seguridad. Después fuimos a ver la Torre Eiffel que
subimos arriba y daba un poquito de miedo. Al salir teníamos hambre y nos
fuimos a comer al Burger King
repetimos y nos costó 9,35. Nos fuimos al hotel para el día siguiente. Al
levantarnos desayunamos y fuimos al zoo que nos costó 33€. En el zoo el león se
cayó a un charca de agua, los monos eran muy divertidos y nos fuimos al hotel
para preparar las maletas, porque nos esperaba otro destino.
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